El oxígeno a alta presión potencia la capacidad de su cuerpo para combatir infecciones profundas en huesos y tejidos, deteniendo el avance de las bacterias.
Suministramos oxígeno a los tejidos afectados para detener el avance de la muerte tisular y ayudar a salvar el área comprometida.
Acelera la recuperación de desgarros y esguinces al reducir la inflamación y reparar el tejido muscular dañado.
Promueve la regeneración de hueso y tejido en fracturas complejas, disminuyendo la inflamación y acelerando la consolidación ósea.
Reduce la inflamación, previene infecciones y estimula la regeneración de la piel, mejorando significativamente la cicatrización.
Disminuye la inflamación cerebral y mejora el suministro de oxígeno a las neuronas, apoyando la recuperación de funciones neurológicas.
Repara los tejidos y vasos sanguíneos dañados por la radioterapia, aliviando los efectos secundarios y promoviendo la regeneración de la zona afectada.
Reduce el tamaño de las burbujas de gas en la sangre y tejidos, eliminando de forma segura y eficaz la causa de la enfermedad.
Acelera la eliminación del monóxido de carbono del cuerpo, restaurando el oxígeno en la sangre para prevenir daños neurológicos.
Revitaliza el cuerpo a nivel celular, ayudando a aumentar los niveles de energía y a combatir la sensación de agotamiento persistente.
Promueve un estado de relajación y ayuda a regular el sistema nervioso, contribuyendo a disminuir los efectos físicos del estrés.
Ayuda a regular el flujo sanguíneo cerebral, lo que puede disminuir la intensidad y frecuencia de los ataques de migraña.